La
caipirinha, la más brasileña de las bebidas y el coctel más representativo de
Brasil en el mundo, fue declarada este jueves como patrimonio cultural,
histórico e inmaterial del estado de Río de Janeiro.
Pese a
tratarse de una bebida típica en los 27 estados de Brasil y cuyo origen es
atribuido a Sao Paulo, el gobernador de Río de Janeiro, Wilson Witzel, decidió
declarar la bebida hecha con cachaza, hielo, azúcar y limón como un patrimonio
de su estado en un decreto publicado este jueves en el Diario Oficial.
'Queda
declarada como patrimonio cultural, histórico e inmaterial del estado de Río de
Janeiro la caipirinha, bebida símbolo de Brasil', determinó el gobernador en su
decreto.
Para Witzel,
así como para cualquier turista extranjero común, la caipirinha es tan
emblemática de Río de Janeiro como la samba, el carnaval o el Corcovado.
Pero el
gobernador derechista tan solo se limitó a sancionar una ley propuesta por el
diputado izquierdista Paulo Ramos y aprobada por la asamblea legislativa del
estado de Río de Janeiro en 2018, cuando se conmemoró el primer centenario del
famoso cóctel.
Las
autoridades de Río de Janeiro fueron las primeras en declarar la caipirinha
como patrimonio pese a que la bebida, según coinciden los historiadores, nació
en el interior del vecino estado de Sao Paulo en el siglo XIX y solo llegó a
Río de Janeiro en el siglo XX.
El coctel se
extendió rápidamente por todo Brasil debido a que fue declarado como la bebida
preferida por los artistas que participaron en la Semana del Arte Moderno,
un evento en febrero de 1922 que se considera como el marco del nacimiento del
modernismo en el país.
La
declaración igualmente ignora que los principales productores de la cachaza, el
aguardiente de caña de azúcar que sirve de base a la bebida, están en los
estados de Sao Paulo y Río de Janeiro.
'La
caipirinha es un movimiento cultural y una forma de identificación de Río de
Janeiro', justificó Paulo Ramos, autor y ponente de la ley finalmente
sancionada y que se dice un apasionado por la bebida.
La
caipirinha es el único coctel brasileño reconocido internacionalmente por
la International Bartenders Association (IBA), lo que le garantiza una
certificación de origen.
Las
autoridades brasileñas han adoptado cuidados para garantizar los derechos sobre
la bebida hasta el punto que en 2019 el entonces presidente, Luiz Inácio Lula
da Silva, publicó igualmente en el Diario Oficial un decreto en el que
estableció por ley la receta del coctel.
Tales
normas, por las que se formaliza su registro ante la Organización Mundial
del Comercio (OMC), tienen por objetivo dejar claro que la caipirinha y la
cachaza son productos brasileños y evitar que empresas extranjeras las utilicen
como marcas en el mercado internacional.
El decreto
de Lula establece que solo puede ser llamada caipirinha, 'bebida típica de
Brasil', la bebida elaborada con cachaza, limón y azúcar que tiene entre un 15
% y un 36 % de volumen en graduación alcohólica y que es servida a 20 grados
celsius.
La norma,
que deja clara que la cachaza tiene que ser producida en Brasil, agrega que
está permitida que se le agreguen aditivos y agua para que la graduación
alcohólica esté en el nivel exigido.
Tal decreto,
por lo mismo, no considera caipirinha las variaciones que han surgido y se han
popularizado, y en las que la cachaza es sustituida por vodka o por ron y el
limón por diferentes frutas